sábado, 14 de agosto de 2010

Hablando del tiempo

Una de las conversaciones más socorridas cuando no se sabe qué decir (en el ascensor, donde no da tiempo a entablar una auténtica conversación, por ejemplo) es recurrir al tiempo. Casi siempre para quejarnos, claro está, "¡qué calor hace!", "¡qué frío más espantoso!", "está un día de perros"...

Y digo yo, que en verano, lo suyo es que haga calor. Y en el fondo, es lo que espera la gente que se marcha de vacaciones, que haga calor, para poder bañarse en la piscina o en la playa, ¿no? Y en invierno, lo suyo es que haga frío, y es estupendo cuando nieva para que los pudientes se puedan marchar a esquiar, (afortunados ellos), pero también para los chicos que tienen que ir al cole, los cuales, o no van si hay demasiada nieve, o disfrutan tremendamente si hay la suficiente para tirar bolas o hacer muñecos. Un "día de perros" debe ser un día con un tiempo terrible, a saber, frío, lluvia, viento, tormentas... todo junto y revuelto. Y los pobres perros, honrados y fieles como son ellos, no pueden ni imaginar que les utilicemos para etiquetar algo que nos desagrada.

Lo que menos se oyen son las alabanzas del tiempo, decir que hace un día estupendo, y que todo el mundo esté de acuerdo. Estupendo para mí, en verano, es que llueva y esté fresquito, ya sé que soy rara, pero creo que hay por ahí más gente que comparte esta opinión. Y estupendo, en invierno, para mí es que haga un día soleado, o que llueva abundantemente, o que nieve, o que truene, o que haga un viento increíble que me asombre al verlo mover los árboles...

Pero el tiempo es también el tiempo que pasa... y eso ya lo llevo peor. Se me escapa de las manos sin lograr mis objetivos. Bueno, tal vez un día de buen tiempo mi tiempo sea bueno, y aunque pase, pase estupendamente...

4 comentarios:

  1. Es cierto, el tiempo es lo más socorrido, porque sobretodo es totalmente impersonal y es el modo más neutral de poder comunicarse con el otro, sin necesidad de "intimar" verbo que se practica poco en esta nuestra tristemente socializada sociedad latina....

    ResponderEliminar
  2. Tienes toda la razón, somos asépticos, no queremos rozar, ni mucho menos tocar, al otro, ni mezclarnos con él. Y además, hablar del tiempo, quejarnos de él, satisface nuestra necesidad de la queja continua...

    ResponderEliminar
  3. A colación de la queja, leí un artículo en el que decía que nuestra sociedad hispánica, es adicta a la queja, ya que vive en el permanente papel de "víctima", porque ....mientras uno se queja...pueda perfectamente "no hacer nada en absoluto". El tiempo que ocupamos lamentándonos, nos lo quitamos de "ocuparnos".

    ResponderEliminar
  4. Pues mira, en realidad, puede ser así. Siempre ha sido. Hemos sido una sociedad de la queja, de siempre hemos protestado (en voz baja) de todo, por todo, y sin hacer nada por mejorar. Ya lo decía Unamuno: "Me duele España"

    ResponderEliminar