lunes, 9 de agosto de 2010

Una sonrisa

Una sonrisa es la buena acción más fácil de hacer. Por la mañana, cuando te levantas, y te toca levantar a tus hijos, puedes llamarles a gritos para que se levanten, o puedes acercarte a ellos con una sonrisa en la cara. Les haces unas caricias, les das unos besitos, unas cosquillitas, siempre con la sonrisa sincera en la cara, la sonrisa que nace del cariño que les tienes. Ellos se levantan de buen humor, y empiezan bien el día.

Cuando vas a la compra, sonríes a la cajera/o en el supermercado mientras le das los buenos días. Por unos instantes, ellos dejan de mirar el escáner, la cola de mercancías que hay sobre la cinta transportadora, el ordenador que va haciendo la cuenta, esa rutina, y encuentran un rostro humano sonriente, se establece una comunicación agradable. Por esos instantes, la cajera/o vuelve a ser persona, una persona que se comunica, y deja de ser una extensión de la máquina registradora. Por unos instantes, su vida se ilumina con una lucecita de amabilidad.

En la calle, cuando alguien está perdido, ve de lejos a una persona que le sonríe, y a esa persona es a la que pregunta, mientras tú, con tu sonrisa bien instalada en tu cara, le indicas la dirección que conoces, y le ayudas. Esa persona ha encontrado su camino gracias a una sonrisa ambulante que le guió en la buena dirección.

Cuando sonríes, estás alegrando la vida de muchas personas, pero también la tuya. Es una cuestión de actitud, puedes elegir sonreír o no, pero cuando sonríes, algo funciona mejor en tu vida.

Entonces, si estás teniendo un mal día mientras lees esto, te vas al espejo, encuentras una persona a la que en el fondo quieres mucho, y la sonríes, la sonríes con amor, y esa persona del espejo te devuelve una sonrisa con amor. Verás como mejora tu día.

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