viernes, 27 de agosto de 2010

Inmigrantes y emigrantes

Algo que me molesta es oir lo que la gente dice sobre los extranjeros, empezando por quitarnos el trabajo a los españoles. Estoy harta de ver trabajar en las carreteras, en agosto, a pleno sol, a las 3 de la tarde a, digámoslo de forma políticamente correcta, personas procedentes de Sudamérica, y del norte y centro de África, fácilmente identificables por sus rasgos faciales o color de piel. Españoles "nativos", ni uno, si acaso el ingeniero que viene en su coche de último modelo con el aire acondicionado puesto y sólo un ratito a echar una ojeada.



En los camiones que recogen la basura, últimamente tampoco se ven "nativos". Para la limpieza de las casas, ya no se buscan "internas gallegas o zamoranas", primero porque las mujeres españolas ya cuentan con cualificación para hacer otros trabajos más agradecidos y mejor remunerados, y segundo porque las extranjeras "sin papeles" resultan más baratas. Lo mismo que en la construcción de edificios. O los camareros de los locales de comida basura, trabajo que antes escogían los estudiantes para sacarse un dinerillo y pagarse los estudios y los caprichitos. Ahora ya ni se acercan, es un trabajo duro y poco rentable.



Duros, y poco rentables, así son todos los trabajos mencionados y muchos más. Trabajos que ya nadie quiere hacer, trabajos ingratos que dejamos ingratamente para los extranjeros a los que vilipendiamos después por quitarnos el trabajo...



Además de desagradables, insinceros y poco agradecidos con quienes nos hacen el trabajo sucio, somos de memoria frágil. No hace tanto tiempo que muchos españoles se marcharon de España a trabajar fuera, y tuvieron que soportar incomprensión, desagradecimiento, trabajos duros y mal pagados comparados con los de los nacionales del país. Se nos olvida lo que sufrieron los emigrantes currantes. Y no tenemos ni respeto ni comprensión con los inmigrantes currantes.

viernes, 20 de agosto de 2010

El poder de la amistad

Ya lo sé, puede sonar a tópico, pero la amistad es una de las fuerzas más poderosas que existen. Acabo de estar chateando con una amiga, y me ha pegado un subidón el ánimo. No es sólo porque los amigos sepan encontrar la palabra adecuada en el momento adecuado, que esa es una de las virtudes de la verdadera amistad, sino porque es maravilloso saber que has conectado con otra persona, has alcanzado el alma de esa persona, has derribado barreras de soledad y separación, has compartido tus pensamientos y sentimientos con ella. Y eso, inevitablemente, te tiene que hacer feliz, si sabes que la felicidad está a tu alcance y en todos lados. La felicidad, supongo, es la suma de muchas pequeñas satisfacciones, y algunas muy grandes, no me cabe duda que entre las grandes satisfacciones, está la amistad.

Siempre se ha dicho que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Sólo hay que saber reconocerlo. Por desgracia, vivimos en una sociedad en que tener tesoros es más importante, por lo que hay que sacrificar incluso a los amigos, se tienen compañeros, colegas, "amistades", en una especie de egoísmo compartido, nos unen los deseos comunes, los placeres inmediatos, pero rascas un poco bajo la superficie y no hay nada más debajo.

Pero yo tengo unos cuantos tesoros, unas cuantas almas nobles, grandes en su aparente pequeñez. Posiblemente, si alguien las ve de lejos no sea capaz de imaginar tanta grandeza, porque son humildes, y no son conscientes de lo que realmente valen. Pero lo cierto es que el mundo es un lugar mejor porque estás almas están aquí.

Y yo tengo la enorme suerte de conocerlas, y de que me quieran. ¡¡Benditas almas maravillosas y generosas!!

Gracias, porque tenéis el don, el poder, de hacerme sentir fuerte.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Un día de sol

Hace sol, un día precioso de primavera. Es maravilloso estar tumbado al sol, sintiendo como sus rayos te calientan. Te invade una dulce pereza, con los ojos cerrados, pero al mismo tiempo sientes que te estás recargando, que tu energía aumenta, en cualquier momento puedes ponerte en marcha con fuerzas renovadas. Es maravilloso también sentir, con los ojos cerrados cómo el sol te rodea, cae sobre ti y sobre el resto del mundo, puedes imaginar los movimientos de las hojas de los árboles agradecidas, oyes el zumbido de los insectos que revolotean por la vecindad, y...

Espera un momento... ¿pero, qué es esto? Un ruido molesto, algo que se corre por aquí cerca, unos pies diminutos que vienen a perturbar la tranquilidad de mi momento. Es apenas un roce, pero ha roto el equilibrio. Es... un ratón!!!

Quieto, tranquilo, tú sin moverte, sigue con tus ojos cerrados, que parezca que sigues dormitando al sol. ¡Se acerca, no, se va por otro lado... espera, da la la vuelta! ¡Se acerca más, y más, y más...!
Quieto, tú quieto, muyyyy quieto. Está muy cerca ya, no te ha visto, no te ha sentido moverte, no te ha olido...

¡¡Ahora!!

Mis mandíbulas se cierran sobre este bocado delicioso. Me relamo los bigotes de gusto. Verdaderamente es maravilloso ser un gato.

sábado, 14 de agosto de 2010

Hablando del tiempo

Una de las conversaciones más socorridas cuando no se sabe qué decir (en el ascensor, donde no da tiempo a entablar una auténtica conversación, por ejemplo) es recurrir al tiempo. Casi siempre para quejarnos, claro está, "¡qué calor hace!", "¡qué frío más espantoso!", "está un día de perros"...

Y digo yo, que en verano, lo suyo es que haga calor. Y en el fondo, es lo que espera la gente que se marcha de vacaciones, que haga calor, para poder bañarse en la piscina o en la playa, ¿no? Y en invierno, lo suyo es que haga frío, y es estupendo cuando nieva para que los pudientes se puedan marchar a esquiar, (afortunados ellos), pero también para los chicos que tienen que ir al cole, los cuales, o no van si hay demasiada nieve, o disfrutan tremendamente si hay la suficiente para tirar bolas o hacer muñecos. Un "día de perros" debe ser un día con un tiempo terrible, a saber, frío, lluvia, viento, tormentas... todo junto y revuelto. Y los pobres perros, honrados y fieles como son ellos, no pueden ni imaginar que les utilicemos para etiquetar algo que nos desagrada.

Lo que menos se oyen son las alabanzas del tiempo, decir que hace un día estupendo, y que todo el mundo esté de acuerdo. Estupendo para mí, en verano, es que llueva y esté fresquito, ya sé que soy rara, pero creo que hay por ahí más gente que comparte esta opinión. Y estupendo, en invierno, para mí es que haga un día soleado, o que llueva abundantemente, o que nieve, o que truene, o que haga un viento increíble que me asombre al verlo mover los árboles...

Pero el tiempo es también el tiempo que pasa... y eso ya lo llevo peor. Se me escapa de las manos sin lograr mis objetivos. Bueno, tal vez un día de buen tiempo mi tiempo sea bueno, y aunque pase, pase estupendamente...

miércoles, 11 de agosto de 2010

Si hay algo que no me gusta es la falsa modernidad. En este mundo, para ser moderno, tienes que ser por definición egoísta y grosero. Egoísta, porque para estar a la última tienes que estar todo el rato pensando en ti mismo y en redefinirte constantemente, no tienes fondo, sólo una hermosa fachada que hay que conservar y renovar. Grosero, porque actualmente sólo estás a la moda si criticas a los demás, si insultas, si denigras, si calumnias. De no hacerlo así, eres un antiguo, estás fuera de onda, y yo que sé cuantas cosas más.

Ser buena persona no está de moda.

Pues por eso mismo, he decidido que prefiero estar fuera de onda, no quiero ser "in", me encanta ser "out". Estar fuera de corrientes, fuera de etiquetas, fuera de falsos convencionalismos.

Quiero ser yo, quiero disfrutar viendo a la gente feliz, y si tengo que mojarme para ello, no me importa. Quiero ver a una viejecita en el parque dando de comer a los pajaritos, antes que ver una película con los actores de moda. Quiero llevar mis arrugas a mi manera, mejor que hacerme liftings o inflarme los morros como si me hubieran repartido unas cuantas bofetadas. Quiero vestirme a mi manera, y si no me apetece ponerme escote o pantalones cortos o con el culo ceñido, es porque quiero que no me juzgue nadie por mi envoltorio exterior, quiero que alguien que merezca la pena se moleste en conocerme. Porque no me interesa la gente que juzga y condena por lo que llevas puesto, por tu apariencia, por tu falta de maquillaje o por no llevar peinado de peluquería. Me interesa la gente que quiere conocer a la gente. Me gustan las personas que tienen fondo, que saben que esta vida es algo más que la frivolidad, la gente que sabe apreciar la bondad.

Así que, si hay alguien que está leyendo hasta aquí, ya sabe lo que no va a encontrar en el blog...

En cuanto a lo que se va a encontrar... ni yo misma lo sé, improviso sobre la marcha.

martes, 10 de agosto de 2010

Una noche de paz

Hubo una noche de paz, hace años. No hacía frío, ni calor. Aunque estaba en medio de la ciudad, dejé de oir el murmullo de los coches, inevitable en cualquier otra ocasión. Sólo se escuchaba el hermoso canto de un pájaro en la madrugada. Sin saber cómo, ni por qué, sentía que aquel pájaro estaba saludándome. Me sentía en paz, una paz increíble, como si estuviera alejada de este mundo, y el único lazo que me ataba al aquí y ahora era el canto del pájaro. Poco a poco, el cielo se fue iluminando, y comenzó a amanecer. Fui más feliz desde entonces.

lunes, 9 de agosto de 2010

Una sonrisa

Una sonrisa es la buena acción más fácil de hacer. Por la mañana, cuando te levantas, y te toca levantar a tus hijos, puedes llamarles a gritos para que se levanten, o puedes acercarte a ellos con una sonrisa en la cara. Les haces unas caricias, les das unos besitos, unas cosquillitas, siempre con la sonrisa sincera en la cara, la sonrisa que nace del cariño que les tienes. Ellos se levantan de buen humor, y empiezan bien el día.

Cuando vas a la compra, sonríes a la cajera/o en el supermercado mientras le das los buenos días. Por unos instantes, ellos dejan de mirar el escáner, la cola de mercancías que hay sobre la cinta transportadora, el ordenador que va haciendo la cuenta, esa rutina, y encuentran un rostro humano sonriente, se establece una comunicación agradable. Por esos instantes, la cajera/o vuelve a ser persona, una persona que se comunica, y deja de ser una extensión de la máquina registradora. Por unos instantes, su vida se ilumina con una lucecita de amabilidad.

En la calle, cuando alguien está perdido, ve de lejos a una persona que le sonríe, y a esa persona es a la que pregunta, mientras tú, con tu sonrisa bien instalada en tu cara, le indicas la dirección que conoces, y le ayudas. Esa persona ha encontrado su camino gracias a una sonrisa ambulante que le guió en la buena dirección.

Cuando sonríes, estás alegrando la vida de muchas personas, pero también la tuya. Es una cuestión de actitud, puedes elegir sonreír o no, pero cuando sonríes, algo funciona mejor en tu vida.

Entonces, si estás teniendo un mal día mientras lees esto, te vas al espejo, encuentras una persona a la que en el fondo quieres mucho, y la sonríes, la sonríes con amor, y esa persona del espejo te devuelve una sonrisa con amor. Verás como mejora tu día.

viernes, 6 de agosto de 2010

Mi campechano barrendero

Tengo un barrendero en mi barrio al que veo casi todos los días. Es un hombre campechano, sencillo, bonachón, simpático y hablador. Le gusta saludar a la gente y que le saluden. Es capaz de mantener una conversación sin descuidar su trabajo, que eso sí tiene mérito. Al día siguiente de ganar España la Copa del Mundo (oe, oe, oe, oe!!), iba yo por la calle vestida con una blusa roja (¡¡por supuesto!!) y al verme pasar comenzó a decir en voz alta: "Estos holandeses, ¡¡¡qué buen queso, qué buen queso y qué mala leche tienen!!!"). Me costó trabajo reprimir una carcajada (es que soy más bien tímida) al recordar que efectivamente se emplearon a fondo jugando al kárate, digo al fútbol, los holandeses en la final.

A finales de julio, un jueves, estaba el hombre especialmente contento, y no paraba de repetir: "ya sólo queda mañana, ya sólo queda el viernes". Supongo que se refería a irse de vacaciones. Pero algo debió ocurrir, tal vez tuvo que sustituir a un compañero que faltaba, el caso es que el lunes, ya en agosto, apareció por el barrio. A las siete de la mañana, el hombre campechano y bonachón, empezó a gritar a unas personas, no sé el motivo, pero no paraba de gritar a hora tan temprana (sobre todo para agosto): "¡Qué vergüenza, cómo me habéis dejado esto!". Supongo que su furia no se debía a tener que limpiar lo que otros habían ensuciado, que es lo que ha estado haciendo todo este tiempo sin protestar, y con un estupendo humor. Su furia se debía a la decepción, al no haberse podido marchar de vacaciones en su momento, como tenía previsto.

Me dio pena, no que hubiera retrasado sus vacaciones (al día siguiente ya no estaba), sino que aquello hubiera bastado para alterar su caracter habitual, haciéndole vociferar.

Así es el ser humano, cuando una gota hace que el vaso rebose. ¿Cómo aprender a ir vaciando mientras se va llenando, a mantener el equilibrio?

Buen día para todo el mundo!!!

Me presento

Me presento. Me llamo Paloma, y me gusta la paz. Interior y exterior. Como la paz del mundo no la voy a conseguir, voy a escribir mis trocitos de paz interior. No sé si alguien me leerá, si es así, bienvenidos. Si no, no tiene sentido prolongar esta presentación. Si alguien me lee, me conocerá mejor por lo que escribo...